Los Altísimos - Correa, Hugo
Año de publicación: 1951
RESEÑA:
Buenas tardes a todos y todas. Pocas veces cerrar un libro es un acto tan doloroso y a la vez gratificante como lo ha sido al terminar este. En Los Altísimos, el escritor chileno Hugo Correa nos presenta el vasto, fantástico y aterrador mundo distópico de Cronn. Todo ello, con un buen suspenso, y a través de una prosa llana que pone especial ahínco en el detalle. Se esconderán así, grandes misterios, que serán revelados de manera fragmentaria a lo largo del relato.
Gracias a una ciencia ficción dura y hábilmente lograda, el libro se siente muy real y maduro. Incluso nos presentará reflexiones sobre la humanidad y su naturaleza, así como una crítica hacia las sociedades comunistas (en la reseña de Momo le tocó al neoliberalismo). Sucede que los cronnios son una raza antropomorfa; moral y socialmente más avanzada que la nuestra. Ellos actúan con frialdad, son distantes y profundamente insensibles, y tienen un sistema socialista con un alto desarrollo tecnológico. Cuesta decir más sin revelar parte importante de la trama.
Al comienzo de la novela, nos encontramos con Hernan Varela, quien, habiendo vivido siempre en Chile, despierta en Polonia, pues se encuentra hospitalizado tras un envenenamiento con whisky falsificado. Ello, de acuerdo a lo que L., un hombre con intrigantes aires intelectuales, le comunica. Con el tiempo, se comienza a encontrar con sucesos extraños. Una campana que tañe cada veinticinco horas, pequeñas figuras antropomorfas caminando por el suelo, o una suerte de casco con la que aprende a hablar “polaco” tras unos cuantos delirios, son algunos ejemplos.
En suma, en este relato nada es lo que parece, ni tampoco lo que dice ser en un comienzo. En un principio se nos cuenta que Cronn está en el lado interno de la Tierra, la cual sería hueca.¿Qué como es eso posible? Así funciona la gravedad, de hecho. Todos los cronnios parecen estar en una edad adulta joven, tampoco hay familias dado que el concepto de amor romántico parece haber sido “superado”, pasando a ser un mero recuerdo de estadios evolutivos anteriores. ¿Siguen sin evidenciar dónde está la distopía? Aguántense.
Volvamos a nuestro protagonista por ahora. Un cronnio llamado X. se ha escapado haciéndose pasar por Hernán. En consecuencia, Varela se ve obligado a tomar su rol en la sociedad cronnia, realizando un trabajo de vigía no remunerado, pero por el cual tiene grandes garantías. En este mundo no existe la propiedad privada, las casas —de libre acceso— y calles se limpian por sí solas, las cocinas son automáticas y se puede acceder a la comida que se desee. Por otro lado, como la sexualidad se vive “sin prejuicios, dada la superioridad del pensamiento cronnio”, es usual tener encuentros casuales con una mujer (a menos que sean con una misma mujer, pues eso es mal visto).
Gracias a una ciencia ficción dura y hábilmente lograda, el libro se siente muy real y maduro. Incluso nos presentará reflexiones sobre la humanidad y su naturaleza, así como una crítica hacia las sociedades comunistas (en la reseña de Momo le tocó al neoliberalismo). Sucede que los cronnios son una raza antropomorfa; moral y socialmente más avanzada que la nuestra. Ellos actúan con frialdad, son distantes y profundamente insensibles, y tienen un sistema socialista con un alto desarrollo tecnológico. Cuesta decir más sin revelar parte importante de la trama.
La ciencia ficción dura se caracteriza por conceder
especial relevancia a los detalles técnicos en la narración
especial relevancia a los detalles técnicos en la narración
Al comienzo de la novela, nos encontramos con Hernan Varela, quien, habiendo vivido siempre en Chile, despierta en Polonia, pues se encuentra hospitalizado tras un envenenamiento con whisky falsificado. Ello, de acuerdo a lo que L., un hombre con intrigantes aires intelectuales, le comunica. Con el tiempo, se comienza a encontrar con sucesos extraños. Una campana que tañe cada veinticinco horas, pequeñas figuras antropomorfas caminando por el suelo, o una suerte de casco con la que aprende a hablar “polaco” tras unos cuantos delirios, son algunos ejemplos.
En suma, en este relato nada es lo que parece, ni tampoco lo que dice ser en un comienzo. En un principio se nos cuenta que Cronn está en el lado interno de la Tierra, la cual sería hueca.
Ilustración del planeta, según la teoría conspiracional de la Tierra hueca.
En la capa interna de la cáscara, vivirían razas superiores.
Volvamos a nuestro protagonista por ahora. Un cronnio llamado X. se ha escapado haciéndose pasar por Hernán. En consecuencia, Varela se ve obligado a tomar su rol en la sociedad cronnia, realizando un trabajo de vigía no remunerado, pero por el cual tiene grandes garantías. En este mundo no existe la propiedad privada, las casas —de libre acceso— y calles se limpian por sí solas, las cocinas son automáticas y se puede acceder a la comida que se desee. Por otro lado, como la sexualidad se vive “sin prejuicios, dada la superioridad del pensamiento cronnio”, es usual tener encuentros casuales con una mujer (a menos que sean con una misma mujer, pues eso es mal visto).
Y antes de que queramos gritar “¡Viva el supersocialismo!” (a menos que seamos unos románticos y /o Cronn nos parezca inhumano por varios aspectos), ciertas preguntas nos empezarán a parecer inquietantes. ¿Quién o qué controla este sistema tan perfectamente cohesionado? ¿Por qué cada año los cronnios deben pasar por un identificador? ¿Cómo se reproducen? ¿Por qué no conquistan otras razas pese a sus poderosas tecnologías? Y sobre todo, ¿quiénes son los Altísimos? Las respuestas son tan horrendas que nos podrían llevar al más profundo de los nihilismos si nos las planteáramos como un hecho verdadero.
¿Hay aires lovecraftianos en el tratamiendo que la novela hace del individuo?
La reflexión que este libro hace es, en general, un ataque los regímenes totalitarios. La crítica que tiene para el comunismo no va más allá del hecho de que, para algunos, está impuesto por otros; constituyendo un orden que viene, a fin de cuentas, desde arriba. Sin embargo, es una cuestión que pasa al enésimo plano, cuando nos enfrentamos a la dura verdad que hay en la realidad cronnia. Y que no se diga más. La obra funciona bien como relato de intriga, e incluso de aventura, así que no les quiero arruinar las sorpresas.
No obstante, nada es perfecto y también hay que señalar lo negativo: los personajes son un punto débil en esta novela. Tienen muy poco desarrollo y, si bien nos conmueven, no se dedica mucho a la exploración de los mismos. Siempre aparecen como sombras ambiguas y lejanas, perfilando características que son generales al grupo que representan y que no definen una personalidad individual. Tampoco tenemos mayor acceso a la interioridad de los individuos. Esto es especialmente grave, porque ocurre incluso con el protagonista, pese a que es el narrador. Aunque, tal vez, me quejo de lleno, porque lo importante en esta novela la construcción de mundo, y vaya que se nota.
Hugo Correa casi no obtuvo difusión de su obra hasta después de muerto,
Leyendo Los Altísimos, aprenderán a ser infinitamente humildes ante el universo. Agradecerán el mero hecho de estar vivos. Evidenciarán que nuestra condición humana es, contra el cosmos, indistinta a la de unas míseras bacterias. Al fin y al cabo, sabemos poco y nada. Si incluso el espacio es tan basto que jamás lo conoceremos en su totalidad. ¡Y a sabiendas de esto nos sentimos como si fuéramos los dueños de todo lo que existe! Baste decir que decidí reseñar esta novela porque era imperante, porque sentí que así lo demandaba.
Pienso que cada individuo en este planeta debería leerlo, no solo porque es muy bueno, sino también porque hacerlo sería rescatar cultura que se ha perdido. Los Altísimos, como opus magnum de Correa, representa sin lugar a dudas un pilar fundamental de la ciencia ficción sudamericana. Si llegan a encontrar la novela (porque escasea), el precio bordea los $9.000 (pesos chilenos). Para mi buena suerte, en mis estanterías se encuentra un ejemplar que reposa felizmente junto a otros libros del autor. Sin duda, lo mejor que alguna vez haya leído.
Adiós, y muchas gracias por pasarse por el blog.
¡Los mejores deseos para ustedes!
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VALORACIÓN:
5.0/5
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